Figuras de Zoótropo

Nuestra vida cotidiana es más redundante de lo que imaginamos, sino parémonos a pensarlo un momento. A lo largo de un día realizamos pequeños gestos que repetimos una y otra vez, día tras día. Son como tics que tenemos asumidos y nos suelen quitar tiempo y energía, aunque la mayoría de las veces los realizamos sin pensar como si lleváramos el piloto automático encendido. Son cosas corrientes- en las que a veces apenas reparamos como cuando miramos el reloj- como cerrar o abrir con llave una puerta o empujarla para abrirnos paso, guardar la llave, correr o descorrer una cortina de una ventana o de ducha, abrir cajones para coger cubiertos, ropa o utensilios para arreglar cualquier cosa y volverlos a cerrar para ponerlos en su sitio; sacar la ropa de la lavadora y tenderla con ayuda de pinzas o simplemente doblándola; abrir y cerrar la nevera, el microondas, los cubos de basura, etc. Eso en cuanto a las tareas domésticas, sin incluir todo lo que se refiere a la higiene personal y del hogar. Si salimos a la calle volvemos sobre nuestros pasos del día anterior o de todos los días previos en los que hemos pisado la misma acera, como si hubiera un rastro de huellas que sólo pueden verse con luz ultravioleta. Calle arriba y calle abajo, subiendo y bajando escaleras, en todas las direcciones que habitualmente solemos elegir. Y qué me decís de las esperas y el hacer cola ante cualquier caja de supermercado, ventanilla o parada de autobús. Son reiteraciones que nos hacen hasta llegar a confundir los días de la semana. Las considero responsables del tejido de la rutina. Como un plan preestablecido que trata de adelantarse a los acontecimientos y regular nuestro proceder; así tenemos la posibilidad de dedicarnos a otras cosas mientras tanto. Pero no todas son así, las hay que se eligen conscientemente porque algo nos gusta o interesa, por ejemplo cuando repetimos de postre o volvemos a escuchar una determinada canción. Otras son repeticiones impuestas porque no hemos superado unos requisitos o porque los médicos prefieren asegurarse de los resultados de una determinada prueba. Algunos lo ven desde una perspectiva positiva y dicen que “su hijo repitió curso porque le gustaba mucho”. Así puede que se lleven mejor y no las sintamos como una carga que nos ata, algo parecido a lo que le sucede a Bill Murray en “Atrapado en el tiempo”. Hay repeticiones que unas junto a otras forman una obra de arte que habla de simetría, paralelismo y a la vez de armonía porque los elementos dobles crean un efecto estético que recrea el movimiento como las imágenes de una máquina estroboscópica donde los dibujos colocados en una tira parecen cobrar vida al girar. Exactamente como nosotros.

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