Las cosas -ing
A veces se inventan palabras
sobre la marcha para designar acciones, fenómenos, objetos, circunstancias,
emociones y sentimientos, etc. que no están recogidas en el diccionario y que
puede que nunca lo estén. Salvo algunas que ya hemos adoptado como jogging y su
versión moderna footing; dumping, sparring-de un ring metafórico-,
balimbing, leasing o incluso mitin-aunque haya perdido vocales y consonantes
del original. Casi todas ellas forman parte del ranking de las más sonoras y herméticas. Otras ni siquiera
necesitan incluirse en un diccionario, ya que las usamos por contagio o porque
nos suenan bien, sin saber muy bien a qué se refieren; creyendo que así nos
entenderán mejor o que estamos a la última como el ya algo desgastado zapping, el clásico parking o los saludables
trekking o running al estilo Forrest Gump. Me imagino que son
acuñadas por publicistas, periodistas o hablantes con alma de poeta o prestadas
del inglés como el peligroso, dramático y escurridizo bullying. Podría decirse que son “neologismos fantásticos” que se hacen famosos y acuden a un casting como el scratching que procedente del mundo musical- ligado a la forma en
la que los pinchadiscos o DJ arañaban los discos de vinilo- se actualiza
cargándose de otras connotaciones más reivindicativas. Son términos con ecos de
un idioma desconocido, a veces impronunciables como roaming y recién horneados por los hablantes que los crean en el
laboratorio de la calle y las redes sociales, tuiteados y retuiteados como
en el juego del teléfono estropeado. Digo esto porque la palabra evoluciona en
cuestión de segundos y se transforma de sopetón debido a que la partícula –ing
tiene grandes ventajas ya que puede añadirse a casi cualquier palabra de
nuestro idioma, dotándolo de un toque profesional y técnico. Asimismo guarda ciertas reminiscencias
de su uso como “presente continúo” o un simple gerundio. Esto explicaría parte
de su éxito junto a su sencillez y utilidad. Así sucede con los deportivos y
expresivos puenting o rafting, convertidos
en actividades estrella de alto riesgo, rayando en la locura como el balconing. De pronto he recordado la
canción de Macaco titulada “Moving” cuyo estribillo pegadizo y en spanglish
parece un peeling de carácter desenfadado
que transmite un cierto feeling
similar a “Surfing U.S.A”. Con permiso de la Academia, los
hispanohablantes y estudiantes de español podríamos decir que el sufijo –ing ha
venido a sustituir, en parte, a los “los
ismos” de fin de siglo y del siglo XX. Sino haced la prueba. Al ver a los
niños con pesadas carteras a sus espaldas podríamos hablar de “mochilismo” o “mochiling”
como si fuese lo más normal del mundo llevar la casa a cuestas. Pero atención,
“las cosas –ing” pueden ser también
cosas “in”, aunque eso ya es otra historia.
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