El enigma de lo light
En
este mundo “postposmoderno” todo es light. Desde los alimentos, que se poco
a poco se van pareciendo más a las pildoritas multicolores o a las raciones
deshidratadas de 2001. Odisea en el
espacio como el chicle de tres platos de la fábrica de chocolate de Charlie
o los caramelos de todos los sabores de Harry Potter hasta las cosas que
decimos o hacemos. Sí, aunque os parezca una exageración. Unos sufren hambruna
extrema y otros sobrepeso y obesidad. Unos intentan llevarse algo a la boca
para sobrevivir y otros enferman de bulimia y anorexia. En este sinsentido- que
me avergüenza-, para cuya solución parecemos estar sobrepasados o tan atónitos
que no sabemos qué hacer, se sitúa lo
light. Si entras en un
supermercado buscando llenar la cesta de la compra y a la vez mantenerte sano,
seguir una dieta equilibrada, etc. a lo mejor te dejas llevar por esa palabra
mágica que ya se incluye en casi cualquier producto: “light” o “bajo en calorías”, aunque se prefiere el término inglés
porque nos debe de transmitir mayor confianza. Este mensaje se refuerza con el
cotidiano discurso publicitario que como un runrún se asoma a nuestros hogares
a las horas punta, especialmente en la de cenar. Así es como nos terminamos
convenciendo de que esa debe de ser la mejor solución para nuestros problemas.
No digo que algunos productos realmente no lo sean, pero si leemos detenidamente
los envases, paquetes, bolsas, etc. –todo ello muy ecológico, como veis- no
existe una gran diferencia con el resto. ¿Me equivoco? En el diccionario de la
R.A.E aparecen tres acepciones de esta enigmática y embaucadora palabra: la
primera alude a la bebida o alimento elaborado con menos calorías de las
habituales; la segunda se hace extensible a un cigarrillo que contiene menos
elementos nocivos- algo que ya no puede aparecer en las cajetillas y debe ser
sustituido por “bajo en nicotina”, etc. La última entrada corresponde a su uso
metafórico, con connotaciones algo negativas, que se emplea para referirnos a
algo que ha perdido sus cualidades esenciales, por ejemplo: “un amigo, un
trabajo, una siesta, un día light”, etc. Y esto es lo que me parece
preocupante, lo light también nos puede
hacer perder lo que somos. En definitiva, algunos estaremos viviendo una “vida light” sin darnos cuenta y para eso
no se han inventado aún dietas reversibles. Seguro que podríamos construir casi
cualquier enunciado light y nos sentiríamos mucho más sanos y felices. En un
documental titulado “La máquina del
tiempo” de la BBC se aconseja comer más verdura y sobre todo ser optimista
y creo que esto puede ser el antídoto más saludable contra lo supuestamente light.
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