Instrucciones para perder el hilo

El hilo rojo de Ariadna es un tesoro a prueba de laberintos, pero me pregunto si hoy vamos desenrollando el ovillo de nuestra vida sin darnos cuenta. Como si pudiésemos reemplazarlo con facilidad al llegar la primavera o adquirirlo en las rebajas en una tienda en la que también nos vendan patrones, agujas y todo tipo de lanas e hilos con los que remendarlo. Puede que con el tiempo esto sea posible gracias a los avances e investigaciones científicas. Pero bajo este autoengaño lo seguimos soltando con la punta de los dedos– casi sin mirar atrás como hacía Orfeo, afectados por la misma prohibición y dominados por el mismo anhelo- actuando como si algún día pudiésemos volver a deshacer lo andado o de forma meticulosa lo enrolláramos íntegramente de nuevo para empezar otra vez el juego. Será que hemos probado el fruto de la granada igual que Perséfone y estamos obligados a permanecer jugando al escondite en ese lugar intrincado. Así, distraídos y entretenidos, olvidamos que llegará un día en que la madeja se deshaga. Desde luego esta memoria selectiva forma parte del sueño y de la “ilusión de realidad”. Necesaria para que seamos capaces de liberarnos de ese hilo o lo que es lo mismo, salir de nuestra propia confusión espiritual, anímica, etc. Al deshacerse se metamorfoseará en hipotéticas madejitas-materiales o virtuales-que se soltarán de nuevo en el centro del laberinto. Este ciclo puede repetirse a lo largo de la vida innumerables veces, tantas que lleguemos a confundirlas, considerándolas todas una, la misma. Quizás con la edad lo enmarañemos todo como si fuésemos un gato juguetón o por fin le hubiésemos perdido el miedo a tejer una bufanda para cuando sople el viento helado del invierno y entonces nos quedemos sin hilo, así sin más, de improviso. Pues bien, ¿qué quiero decir con todo esto?  Por una parte, creo que ha llegado un momento en el que ni siquiera nos dejan perder el hilo. Empeñados, como estamos, en  estar localizados en tiempo real a todas horas sea donde sea. Por medio de todo tipo de artilugios que tienen incorporados geolocalizadores, etc. a través de los cuales vamos tirando del hilo en un mundo entre real y virtual, que recuerda a la metáfora de Matrix. Me explico, hemos creado las herramientas tecnológicas que han sustituido al mítico hilo que ayudó a Teseo a salir del laberinto, pero creo que de manera simultánea- como si se tratara de su reverso- hemos ido construyendo laberintos cada vez más intrincados y paradójicamente inaccesibles.

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