El ogro y la cebolla
La cebolla no suele ser un motivo
común en la literatura, tal vez por las lágrimas que nos provoca al contarla o
porque las flores, en especial, la altiva rosa ha cautivado a los poetas hasta
quitar protagonismo a otros elementos de la naturaleza. Ha sido considerada un “objeto antipoético” como un calcetín o una lata aplastada en la basura o
no hemos sabido apreciar sus significados. Además de poder tomarla cruda,
confitada, frita, cocida, asada, caramelizada, rellena, rebozada, etc. la vemos
aparecer de forma esporádica- como una actriz de reparto o simple extra-, por ejemplo, en el Lazarillo, ya que Lázaro de Tormes come
sólo una cebolla cada 3 ó 4 días debido a la racanería de su segundo amo, por
lo que son un verdadero tesoro de la casi inexistente despensa, “el paraíso panal”. Lo que me recuerda a
la escasez de la película El chico de Charles Chaplin. En la Nanas de la cebolla de Miguel Hernández,
la cebolla es la metáfora del dolor, la injusticia, la miseria y el hambre,
aunque el poema tenga también un mensaje esperanzador y de inmenso amor hacia
su mujer y su hijo pequeño. En cambio, en la Oda la cebolla de Pablo Neruda, ésta se transforma en flor y se idealiza como si fuese Afrodita, la diosa
del amor y de la belleza, por lo que nos fascina como la exótica Titan Arum, la flor más grande del mundo.
En la novela de Laura Esquivel, Como agua
para chocolate, la cebolla adquiere cualidades mágicas ya que Nacha se la
pone a Tita en la cabeza desde muy pequeña para evitar el lagrimeo
incontrolable al cortarla o al cocinar con ella. Así funciona como un talismán
protector que cuida de la protagonista, además de evocar el momento de su
nacimiento en la misma mesa de la cocina, lo que la liga para siempre a su pasión:
cocinar. Cambiando de tono, ¿recordáis lo que le dice Shrek sobre la cebolla? “Un
ogro es como una cebolla, tiene muchas capas”. ¿Cómo lo expresaría Ramón
Gómez de la Serna en una de sus greguerías?
Me imagino que para él la cebolla sería una
mujer que lleva varias fajas o que es muy friolera y se ha puesto toda la ropa del armario; también podría ser el
ganador de un concurso de comida rápida. Pues eso, desde luego, se refiere a todos
nosotros. Esas capas a veces son finas y transparentes, como “el papel cebolla”,
un poquito más gruesas o tan resistentes como la armadura de un caballero
andante. Y lo curioso es que las llevamos puestas todas a la vez sin darnos cuenta. Depende del momento o de la etapa de la vida y a veces profundizar en
ellas nos hacer llorar. La cebolla es una metáfora de la constitución del mundo
que nos rodea y de nosotros mismos, aunque tal vez sólo se trate de una planta
de la familia de las Liliáceas.
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